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La prisa en el aprendizaje:¿estamos dejando atrás lo esencial?

  • Foto del escritor: Gala Sánchez Marcote
    Gala Sánchez Marcote
  • 23 mar
  • 2 Min. de lectura

Hace no mucho, un adolescente me dijo esta frase: "si no aprendo rápido, siento que no sirvo". En ese momento, estaba intentando resolver un problema matemático y no lo consiguió a la primera, ni a la segunda. Su nivel de ansiedad se disparó y el bloqueo ante la tarea fue inminente.

Esto me llevo a reflexionar, y mucho, de lo que estamos transmitiendo a los niños y adolescentes y que parece ya un contagio de toda la sociedad. Hoy en día "todo" está a un clic, y eso conlleva a que esperar, repetir y equivocarse parezcan errores, cuando en realidad son una parte imprescindible de todo proceso

Muchos estudios nos advierten de ello. Vídeos de 30 segundos, información rápida, gratificación instantánea … está cambiando nuestra manera de actuar, pensar, aprender.

Adolescente tratando de estudiar.
Adolescente tratando de estudiar.

Esta presión por la rapidez genera frustración, y como educadores debemos enseñarles a fallar, a cometer errores sin miedo. Demostrarles que equivocarse no significa que no sean inteligentes, sino que están en el camino del aprendizaje.  Familias y profesionales debemos cambiar el enfoque de la enseñanza, y el momento es ahora. Pequeñas diferencias pueden marcar grandes distancias:


  • En lugar de premiar solo los resultados, debemos celebrar el esfuerzo, la constancia y la curiosidad.

  • Plantear objetivos realistas, adaptándonos a las necesidades de cada uno. Aumentaremos la posibilidad de éxito y la satisfacción personal.

  • Proporcionar experiencias que requieran paciencia: actividades que les reten a ser constantes, como proyectos a largo plazo o juegos y desafíos que requieran tiempo.

  • Buscar en cada error una respuesta correcta. Ayudaremos a la reflexión, a tolerar el fallo y a buscar nuevas soluciones.


Porque aprender no es solo acumular conocimientos, sino desarrollar habilidades para la vida.

Y en la vida, lo más importante no es ser rápido, sino perseverante en cada paso que des.




 
 
 

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